jueves, 28 de junio de 2012

Dios está en la mente.

En otros textos, ya he comentado mi afición por las artes marciales. Vuelvo a repetir que sólo soy un persona que lleva algunos años practicando Aikido, por si queda alguna duda. Ahora enseguida entenderemos por qué vuelvo a decirlo.


No he podido evitar pensar en Jesús. Jesús de Nazaret, Jesús el libertador, El rey de los judíos, Jesucristo (o Cristo a secas), Jesús el ungido, El hijo del hombre, El hijo de Dios. Como Queráis llamarlo. He puesto los nombres en ese orden intencionadamente. A veces escucho conversaciones entre compañeros aikidocas, leo algún articulo de algún foro o alguna revista "aikidoca" y me doy cuenta muchas veces, que aquellas ramas del aikido que se basan en la filosofía que tenia Ueshiba en sus últimos años, utilizan frases de este para justificar cualquier cosa. Se produce entonces un choque de ideales, que provienen de la misma persona, pero que fuera del contexto, pueden contradecirse. Más o menos para hablar claro, me recuerda a cuando los católicos discuten con otros cristianos citando frases de la biblia, para justificar algo.

En el aikido está pasando lo mismo. De hecho, muchas veces me sorprendo a mi mismo, en discusiones mentales, utilizando frases de Ueshiba para tener la razón en algún punto de la conversación conmigo mismo.

Os pongo un ejemplo:

Alguien dice: "El Maestro Ueshiba decía que, el aikido es la unión con los seres humanos y con el cosmos. Así pues el aikido no puede ser un arte marcial, porque eso significa destruir a tu oponente, cuando lo que se busca es la unión de Uke y Tori."

Entonces alguien contesta: "¿Acaso Ueshiba no decía que el aikido era unirse y separarse? ¿No afirmaba también que
Siempre que me muevo. Eso es Aikido?"

Si nos damos cuenta, lejos de entrar en el debate creado como ejemplo, Estamos asumiendo que Ueshiba tiene la verdad absoluta y que a nosotros no nos queda otra cosa que hacer, que utilizar sus palabras para hallar dicha verdad. ¿Si la verdad estaba en Ueshiba, porque no iba a estar en nosotros también?



Estamos cayendo entonces, en el mismo error que todas las religiones del mundo. Seguir a alguien. Me imagino entonces dentro de 100 años, la gente dejando de practicar aikido y siguiendo solo intelectualmente las palabras de Ueshiba y Tsuda. Luego saldrán otras ramas de esta religión. Ueshiba y Tamura. Ueshiba y Moriteru. Es decir... las enseñanzas de Ueshiba, vistas bajo el punto de vista de uno de sus alumnos. Personas citando frases sin ton ni son, sacadas de algún libro. Imagino también a la gente sacralizando dichos libros. Y entonces llegaría el momento, cuando todos nos hubiéramos olvidado de Ueshiba, cuando nacería Dios desde la misma mente. La imagen de Ueshiba se dilataría, distorsionaría y desvirtuaría hasta tal punto, de convertirlo en un Dios o un santo. De hecho ya se está haciendo. Cada vez aparecen nuevas leyendas de sus hazañas con su poderoso "Ki", son como los milagros de Jesucristo. Hace poco leí en una revista lo siguiente: Los budistas tienen las carcajadas del Dalai Lama, los católicos tiene la Bondad de Jesús y nosotros, los aikidocas tenemos la sonrisa de Ueshiba y también tenía carcajadas. ¿nos damos cuenta? Esto ya ha comenzado.

Así pues dentro de un siglo o incluso menos, el propio fanatismo hacia el aikido y hacia Ueshiba será tan grande que no concebirán que Ueshiba hubiera sido un simple hombre normal y corriente. Hablaran primero de "elegido", después de "semi-Dios" y después ya, hablaremos de el como "la encarnación de Dios en la tierra" y entonces Ueshiba, dejará de ser humano.

¿Por qué es posible que no ocurra esto? Muy sencillo, en la época en la que vivimos, la gente no es tan fácil de engañar. Existen vídeos de Ueshiba, donde se le ve como es una persona normal. Dudo en que llegue el día en que esos vídeos se clasifiquen de prohibidos y satánicos (o como llamamos en aikido, "Jutsu"). Y sobre todo, la razón de porque el aikido nunca podrá convertirse en una gran religión como el catolicismo, es la siguiente: Nos han vuelto a engañar. Nuestro Dios ahora es el dinero. No podemos concebir que sea otro ente el que nos gobierne, nos ame o nos castigue. 



Pero ese es otro tema. Con este ejemplo, me doy cuenta entonces de lo que pudo ser Jesús en su momento. Un hombre normal y corriente, Un hombre sabio, con don de gentes. Y sobre todo, un hombre libre. No nos equivoquemos. Cuando hablo de "un hombre normal", no me refiero a un hombre como tu vecino, o como tu hermana. Me refiero a una persona normal, sin traumas, sin imperfecciones que le impidan madurar y evolucionar. Una persona normal, pues, se convierte en alguien extraordinario.


Llegados a este punto y si me he sabido explicar, mi pregunta es. ¿Donde está Dios entonces? ¿Lo crea el hombre cuando una imagen se distorsiona de la realidad? ¿o es un concepto abstracto que determina algo que solo entendemos cuando evadimos toda realidad?

Cuando un fanático se vuelve loco de furor por cristo y por su magnificencia, no hay nadie real a quien se refiera. Se está refiriendo entonces a "aquello que perdura a lo irreal", es decir. Uno mismo.



Lo explico mejor: Cuando estamos tan absortos en una entropía que nos obliga a seguir a alguien y toda realidad brilla por su ausencia en nuestras palabras vacías. Lo único que nos queda es una sensación de "fe" esa sensación viene de uno mismo. Y la "fe" la tienes hacia el dios que ha creado tu mente. Así pues tienes fe en tu fe y por lo tanto, estas teniendo fe en ti mismo. En el poder de tu mente por crear cosas tan grandes y ser capaz de creértelas. Lo ultimo que te queda coherente, es tu propio potencial. Es ahí donde ves a Dios. Porque es Dios, lo único que te queda cuando estas más perdido que un pulpo en un garaje. Pero no os confundáis. No está fuera, sino dentro y por lo tanto muchas practicas y teorías carecen del soporte necesario para seguir engañándonos, llegados a este punto.

Así pues cuando afirmamos que "Ueshiba es la encarnación de Dios en la tierra" o "Jesucristo es la encarnación de Dios en la tierra" Nos damos cuenta de que es cierto. Pero este es mi matiz. "Todos somos encarnaciones de Dios en la tierra" Pero solo nos damos cuenta, cuando lo vemos fuera de nosotros. Cuando pensamos en un santo que hace milagros, entonces Sí que afirmamos esta idea. Nos parece más fácil verlo en los demás, que en nosotros mismo. Entendemos entonces porque tantas personas siguen a un mismo Dios o a una misma persona. Están siguiendo lo que creen que no tienen dentro. Lo afirman, pero no se lo creen. Sus almas, necesitan seguir creyendo que los seres humanos, o al menos uno, es la manifestación de Dios. 



De modo que Dios nace de la mente y cuando salimos de ésta nos encontramos con el vació absoluto. Porque si salimos de nosotros mismo, no existe Dios. Entonces, cuando volvemos a nosotros mismo, comprendemos que Dios solo puede estar dentro de nosotros. Y comprendemos varias cosas. 


Para comprender mejor este concepto, acabaré citando una frase zen que lo describe perfectamente. espero que después de seguir mis pensamientos con esta lectura, comprendáis el mensaje de tan sencillas palabras.

"Antes de estudiar el zen, los ríos son ríos y las montañas, son montañas. Mientras practicas el zen, los ríos dejan de ser ríos y las montañas ya no son montañas. Después de practicar el zen, los ríos vuelven a ser ríos y las montañas, vuelven a ser montañas:"


Que paséis un buen día.

viernes, 30 de marzo de 2012

Grafología, Grafo-terapia y aikido.


Una vez hace años, mi madre me mostró una palabra que no conocía: Grafología. Para los que no sean tan incultos como yo, sabrán que la grafología es el estudio de los grafismos o garabatos que hacemos con la manos, ya sea dibujar, escribir o rubricar nuestra firma. Me llamó la atención que mediante la forma en que tu escribes una letra, el grafólogo es capaz de detectar conductas y patrones que sigue tu mente. Por ejemplo, si alguien escribe “tetera” y la forma de la “T” tiene forma de cruz, es posible que esta persona, tenga algún tipo de carga en su vida, o una forma de tomarse la vida en que asumes todo como una pesada cruz que has de llevar, o simplemente que está sufriendo ya sea mental o físicamente. Parece una tontería, pero cuando me mostró algunas de estas cosas, comencé a fijarme en como escribía la gente y te das cuenta de que realmente hay “algo” en cada letra, que nos “transmite” sensaciones. Es como si en cada escrito manual  que hacemos en una hoja de papel, dejasemos éste impreganado de nuestro “kimochi” personal.
La grafología es, en este sentido último, quien estudia técnicamente qué es lo que crea ese “kimochi” (Aunque ellos puedan negar este hecho) conforme a nuestra forma de realizar cada letra. La letra “G” por ejemplo, creo recordar que significaba la sexualidad del individuo. Fijaos a partir de ahora en el rabillo de la “g” y decidme a que se parece. Sí escribo de manera cursiva hacia la derecha, significa que soy una persona segura de mi misma. Pero por el contrario si realizo la cursiva hacia la izquierda, significaría que tengo miedo e inseguridades. Y así un largo etcétera, con todas las letras del abecedario, donde cada una de ellas, deja una evidencia de como actuamos o cual es nuestra forma de ser.
En el aikido también vemos este hecho. Si somos muy ansiosos o tendemos a la necesidad, agarramos en las técnicas. Si somos impacientes, enseguida queremos tirar a Uke aunque la técnica no haya salido bien. Si tendemos a poner excusas a todo, nuestros movimientos son demasiado cirulares. Exagerados y de grandes aspavientos. Como si nos fuesemos por las ramas. Cuando veo videos de Uehisba, veo que sus técnicas son directas. Uke se le acerca diciéndole con el cuerpo “¿Como se va hacia allá?” y Ueshiba le conduce “siga todo recto y luego gire a la izquierda” parece decir con sus movimientos. Después cuando uke sale proyectado, Ushiba mueve el brazo con el que lo ha proyectado trazando un circulo aunque ya se haya desprendido de su Uke “vaya usted con Dios” parece decir sin palabras y se vuelve para atender a otro Uke. En definitiva, estamos expresándonos constantemente en nuestros movimientos. Mostramos nuestra conducta y los patrones que seguimos a la hora de actuar o enfrentarnos a cada aspecto de la vida.

Pero lo que de verdad me llamó la atención, fue que en la grafología, existe también dentro de ésta, la Grafo-terapia. Aquí el grafólogo, una vez ha analizado cuales son los patrones y conductas que sigue el individuo, puede determinar que patrones son incorrectos y corregirlos mediante la escritura. ¡Podemos cambiar nuestra forma de pensar y actuar solo con cambiar nuestra manera de escribir! Una persona que escribe “tetera” y su “T” tiene forma de cruz,puede cambiar su manera de tomarse la vida, si empieza a cambiar su caligrafía. El grafólogo le dirá que trate de escribir “Tengo una tetera en Toledo” y que trate de hacer las “Tes” de una determinada manera, donde no esté implícita su conducta a sufrir. Si el paciente escribe las “Eres” en forma de pajarito, significa que es una persona vaga. Que no le gustan las ataduras. Si esa “ERE” del paciente cambiase poco a poco, su conducta “pasota o de pasotismo” cambiaría de la misma forma. Es lo que ocurre en aikido.
Cuando entramos nuevos, queremos tirar, coger, nos equivocamos al avanzar el pie porque tendemos a avanzar el derecho siempre, o el izquierdo cuando hay que mover el derecho, tensamos los hombros o todo el cuerpo hasta quedarnos paralizados. Pero cuando el profesor y las técnicas poco a poco nos van cambiando la forma de movernos y de realizar las mismas, nuestra mente también lo hace, liberándose así de las malas conductas que rigen nuestra vida. Purificamos nuestra mente a través de nuestro cuerpo. Por lo tanto también purificamos nuestra alma. Son esas pequeñas cosas que cambiamos, las que hacen que nos sintamos mejor con nosotros mismos, que entremos en armonía con ese gran desconocido que nos mira al espejo cada mañana. Cuando progresamos en este aspecto, las demás cosas como el Ki, la intuición, la sabiduria o la felicidad, aperecen por si solas pues únicamente son síntomas de que vamos por buen camino.
Al principio de nuestra práctica, en nuestros primeros años, es imposible que no nos demos cuenta de nuestros errores. Es imposible que el profesor o los compañeros más aventajados, no se den cuenta de mis errores y pueda corregirlos. Pero cada vez los cambios que debamos hacer serán más sutiles e imperceptibles y corremos el riesgo de quedarnos estancados en alguna parte del camino. Una etapa de nuestra práctica, donde no seamos capaces de reconocer nuestros fallos y corregirlos. Puede que no queramos darnos cuenta de dichos errores o que estemos cansados de corregirnos (Purificarnos). No caigamos en este error. Fingir una conducta no hace que cambiemos de conducta, solo nos evade de aquello que sabemos, debemos cambiar. No caigamos en el pozo y usemos palabras que no son nuestras como escudo para quedarnos ahí.
Ninguno somos maestros. Los maestros se pueden seguir por sus actos, no por sus palabras. Sus palabras eran verdades absolutas en sus almas, pero cuando llega a nuestros oídos, únicamente son otro punto de vista. Sus actos son lo importante. Los maestros jamás se consideraron como tales, pues se hubiesen estancado. Los maestros eran capaces de ver sus errores por sutiles que fuesen y seguir corrigiéndolos, seguir purificándose hasta el final de sus días sin descanso, sin límites. Únicamente con el camino recto por delante y siempre la certeza de que hay algo nuevo que mejorar. Sin distracciones, ni escusas. En sus actos estaba la certeza de que poco quedaba por purificar en esas personas. Eso es lo que hace que a nuestros ojos, sean y serán siempre, maestros. Pero que ellos sean maestros, no significa que nosotros tengamos ya alcanzada dicha virtud o que vayamos a alcanzarla. Eso solo depende de uno mismo. No debemos quedarnos en el dedo que señala a la luna.

jueves, 22 de marzo de 2012

Sueños proféticos.

Que duda cabe que podríamos pasarnos todo un día entero hablando con cualquier amigo psicologo y nunca nos pondríamos de acuerdo en si los sueños, pueden avisarnos de que va a sucedernos algo, o simplemente son los restos distorsionados de las vivencias que hemos tenido ese mismo día.


El "amigo Místico" diría: Pues sí que pueden avisarnos, porque nuestros antepasados se comunican con nosotros mediante el mundo de los sueños. Por que el mundo de los sueños es un mundo distinto en un plano más elevado de conciencia.


Y el "amigo psicólogo" diría: Durante la fase REM del sueño, nuestro cerebro nos prepara afrontando situaciones inusuales en la vida real. Es decir, que durmiendo estamos "entrenándonos" para Situaciones que podrían pasarnos en la vida real.


Y así pasarían las horas y el místico trataría de explicarle al psicólogo, posiblemente conociendo solo de libros dicho fenómeno, lo que es un viaje astral. Después el psicólogo le explicaría mas o menos que el subconsciente durante el sueño puede hacer que suframos alucinaciones. Y si ahonda un poco más el psicólogo hasta puede que afirme que hacer un viaje hastral es simplemente una desvinculación del lobulo temporal derecho del cerebro con el izquierdo y que cuando pensamos que estamos en otra realidad, simplemente es porque nuestra conciencia ha pasado a intruducirse dentro de nuestro propio subconciente.


En primer lugar, me gustaía volver a decir que sí solamente usamos el 10% de nuestra mente, estamos errando ya de entrada. No sabemos cual es nuestra capacidad mental total con lo cual, hablar de un 10 por ciento de "X" es lo mismo que no saber nada. Quizá usemos todo el potencial en cualquier momento. Quizá solo seamos un 10% conscientes de todo ese potencial (Por no hablar de si dicho potencial está jugando a nuestro favor o en contra nuestro).

 Si nos observamos a nosotros mismo por un momento, veremos que nuestros pensamientos tienen distintas escalas y que ha medida que ahondamos en un pensamiento subconsciente, este se vuelve más rápido y escurridizo.


¿Que estas diciendo? No entiendo ni papa de lo que dices.


Lo explicaré de otro modo: Cuando jugamos a el ajedrez, por ejemplo. Hay una parte de nosotros que es capaz de calcular dos, tres, cuatro jugadas que pueden ocurrir y anticiparse al movimiento de nuestro oponente. Contra más nos concentramos, más rápido viaja nuestra mente y llega un momento en el que hemos estado calculando cuales seran los 6 movimientos siguientes de nuestro adversario y tenemos que volver al primer movimiento. ¿Que pasa entonces? que nos hemos olvidado del camino que ha llevado nuestra mente desde el movimiento 1 donde movemos el peón de la reina, hasta el movimiento 6 en que movemos el caballo para sacrificarlo contra un alfil.


Claro, nuestra mente ha ido tan deprisa y ha calculado tantos movimientos en tan poco tiempo, que nos encontramos con una solucion, pero no con el camino a seguir. Hemos tratado de ser conscientes de todo el proceso casi inconsciente que se ha desarrollado en nuestro cerebro y la solución se presenta ahora inconexa. Yo muchas veces me he visto en esta situación y piensas :"¿Pero como he llegado a esta conclusión, si es un disparate?"


Si extrapolamos este fenómeno de la mente a los sueños. Nos encontramos con que sí, efectivamente un sueño está cargado de residuos de sensaciones y vivencias de ese mismo día. ¿Pero que pasa cuando hemos estado el día entero barajando un problema?


Existen casos documentados, de grandes pensadores e inventores, que se acostaban con un problema en la cabeza a hacer la siesta y cuando se levantaban, tenían la solución. ¿Quiere decir esto que una entidad superior, le revelaba la solución? ¿Es tan sencilla la vida, que solo tenemos que pedirle a ese ser superior que nos dé todas las respuestas?


Es posible, pero entonces el místico tendría que afirmar que dicha entidad superior y el sujeto al que se comunica, son un solo ser. Es decir, eres tu mismo el que tiene que sacarte las castañas del fuego. Por consiguiente, la vida vuelve a ser igual de fácil o difícil de siempre. Probablemente ahi estaríamos rozando un poco las capas profundas del gran Ice-berg que llamamos conciencia.


De este modo, si he podido explicarme claramente. Estaríamos ante un basto oceano de potencial mental, que desconocemos y que nunca podremos llegar a él, de forma consciente. Cuando nos acostamos a dormir y tenemos un problema que llevamos arrastrando días. Es posible que no ocurra nada. Pero puede pasar que tengamos un sueño muy vivido en el que nos aparece algún animal, algun insecto, alguna muerte, o que se yo. ¿Que ha ocurrido en la mente? Pues que al estar relajados completamente y dejar que todo ese potencial mental trabaje de forma natural sin que la conciencia lo oprima tratando de expicar lo inexplicable, hemos calculado una serie casi infinita de posibilidades y de acontecimientos que pueden ocurrir en los días venideros, hasta llegar a una solución. Pero claro, el sueño es la solución que se presenta en nuestra conciencia, pero nos hemos perdido todo el recorrido mental para llegar hasta ella. Con lo cual, nos parece totalmente surrealista e inconexo con la realidad.


¿Y si nosotros mismo en esas capas más profundas de la mente, hemos colocado dichos animales y sucesos del sueño, para poder acordarnos del recorrido seguido?


Claro, aqui los misticos y esotéricos quiza les parecca interesante, pero les sea más facil pensar que el alma viaja desde el cuerpo terrenal hasta otra dimension y alli vive fantásticas aventuras que luego la mente terrenal, solo recuerda una mitad diminuta. No digo que no sea posible. Quiza somos capaces de hacer muchisimas cosa al mismo tiempo cuando estamos inconscientes.

QUe ni decir tiene que el psicólogo diría: "Bah! pero eso ya lo decía Freud. Los sueños tiene significados"

Ya pero oiga, no todos es sexo en esta vida. Estoy hablando de pistas que dejamos en nuestra memoria para poder descodificarlas y encontrar el recorrido de nuestramente hasta dicha solución o conclusión de un problema.


De modo, que pienso que hay sueños que, por el sabor tan peculiar que dejan al despertarse, sí que pueden avisarnos de algo. Incluso de cosas que no sucedan con nosotros. Es posible que nuestra mente sea tan poderosa cuando la dejamos campar por sus anchas, que pueda pronosticar lo que pasará dentro de 10 años con solo ver volar una mariposa ese mismo día. Parece mágico, pero simplemente es, que no alcanzamos a concebir un hilo de pensamientos tan basto y enorme. Y como no vemos el recorrido mental que ha seguido nuestra mente, nos parece que nos ha hablado un ser superior. Sin saber, que ese ser superior somos nosotros mismo en su estado más natural y salvaje.


Un abrazo y que paseis un buen día.

martes, 13 de marzo de 2012

La Virtud.


Hoy me gustaría hablar de las artes marciales en general. Todo el mundo hoy en día puede conocer todas las artes marciales que existen o por lo menos, conocer sus movimientos a través de internet. A mi entender, como practicante de Aikido, todas son fascinantes y me faltarían vidas para poder practicarlas todas a fondo. Antes que nada debo advertir que no soy ningún experto en ninguna arte marcial y que esto solo es mi opinión personal. Pero estoy seguro que muchos compartirán conmigo lo que voy a decir a continuación.

 El camino hacia la virtud no se encuentra en ninguna arte marcial que conozcamos. Si bien todas son un “camino” hacia dicha virtud (Por eso muchas de ellas acaban en “do” que significa “camino o vía”), ninguna nos conducirá en línea recta hasta dicha meta.

¿Por qué? Muy sencillo. Porque ha pasado demasiado tiempo desde que el fundador de cualquiera de las disciplinas de las que hablemos, transmitió dicho mensaje. Su mensaje a quedado difuminado por miles de aportaciones de alumnos que continuaron enseñando, lo que solo una persona había comprendido. Aquí entramos en el tema de las “Sectas”. Que no se asuste nadie. No estoy hablando de sectas satánicas ni nada parecido. A mi entender, una secta, aparte de significar “sector concreto de una religión global” también significa “seguir a alguien o algo”. Así pues en el aikido todos seguimos a M. Ueshiba. En el cristianismo, todos seguimos a Jesus y en el budismo todos seguimos a Buda. El Jeet Kune Do por ejemplo, se creó con la finalidad de no caer en los pensamientos sectarios. Es decir, seguir ciegamente las palabras de alguien sin que sea nuestra verdad personal.  Bruce lee pretendía que cada uno buscase la verdad por si mismo y no caer en el ”estancamiento” de movimientos o técnicas que por el paso de los años, han dejado de ser efectivas y reales. Que nadie siguiera ciegamente las doctrinas de ningún maestro. Esta fue una de las razones, creo yo, por lo que fue asesinado. Pero si Bruce lee murió por causas naturales o no, esta lejos del tema que quiero abordar.

¿Cuál es el problema del Jeet Kune Do entonces, si parece el más abierto de todos los estilos? Pues que nadie se toma la molestia de ser “auto didacta” y a la vez, practicante de algún arte marcial. A mi parecer, el Aikido, debería haberse quedado con M. Ueshiba.  ¿Por qué? os preguntareis, ¿Cómo se puede ser tan blasfemo? Pues por una razón muy sencilla. Porque el Aikido no es un arte marcial. Era el estilo de vida y de lucha de UNA persona. Solo le servía a él y solo podía salir de él. El problema viene cuando tratas de transmitir a una persona lo que tu has experimentado. ¿Por qué darle de beber a aquel que no tiene sed? Y si tiene sed ¿Por qué no dejarle que busque su fuente en lugar de darle de beber nosotros mismo? Esto que trato de explicar es algo complicado, así que trataré de poner un ejemplo lo más claro posible.

Si a mi la vida me enseña que la violencia no lleva a ninguna parte y le digo a mi amigo Pepe “LA violencia no lleva a ninguna parte” Pepe lo entiende, ve que es una teoría lógica y buena y la adopta para si mismo dicha filosofía. Pepe será una persona pacifista, pero le faltará la esencia del conocimiento. Que no es nada más ni nada menos, que experimentarlo uno mismo. Hay personas que no necesitan comprobarlo y que adoptan cualquier pensamiento, a pesar de que en sus corazones dicho conocimiento está carente de significado. A lo mejor pepe trabaja en el ejército y necesita esa violencia (Una pizca) para poder integrarse en su ambiente de trabajo. A lo mejor si Pepe cree ciegamente en dicha teoría choca con su trabajo y se convierte en un “paria” para sus compañeros o decide dejar su trabajo porque no esta cómodo, no concuerda  con su “pensamiento pacifista”. Entonces, dicho conocimiento se convierte en un lastre para Pepe. Le impide evolucionar. Se pone trabas porque “la violencia no lleva a ninguna parte”. Real mente, Pepe ha dejado de ser “él mismo” por culpa de dicha filosofía. La filosofía no tiene la culpa. El problema está en que cada uno debe aprender siendo uno miso.. Obviamente, Pepe no entiende el significado que encierra esas palabras y se aferra ciegamente a lo que yo le he dicho. No se pueden poner trabas y pensar que todos somos iguales y que todos debemos obrar del mismo modo

Ese es uno de los problemas fundamentales de algunas artes marciales “blandas”. Sus filosofías son muy buenas, pero tiene un techo un límite. Quizá si yo no le hubiese dicho anda a Pepe y este se hubiese enfrascado en una pelea, le hubiese roto los dietes y un brazo a su agresor y hubiese sentido un vacío en su interior al finalizar la pelea, hubiera comprendido perfectamente el significado. Pero no todos sienten un vacío en su interior cuando hacen daño a otra persona. Es por esto que una filosofía humanista y abierta al cosmos, puede convertirse en una cárcel mental donde no hay salida.

Por otra parte hay personas que dichas filosofías les casan como anillo al dedo. Por ejemplo, entrando ahora en un terreo más esotérico, el aikido tradicional tiene un aspecto muy bueno y es el siguiente. Si yo rechazo la violencia de mis técnicas, elimino la violencia en mi mente y por lo tanto, elimino la violencia de mi vida. Esto es cierto. En 6 años que llevo haciendo aikido, he de decir que solo los 2 primeros años tuve varias agresiones en la calle. Anterior mente de practicarlo, también las tuve. Pero cuando entré en mi tercer año de aikido, parece que los conceptos fueron penetrando en mi “psiquis” y no he vuelto a tener ningún altercado en el que un gitano me atraque o alguien quiera agredirme. Con lo cual estoy convencido de que se trata de este principio. “Al eliminar la violencia de mi mente, elimino la violencia en mi vida” Y esto es lo único que diré a favor del aikido tradicional.

Por ejemplo existen infinidad de sistemas de lucha y artes marciales “Jutsu” como solemos decir en Aikido para referirnos a disciplinas en las que se tiene en cuenta la violencia. Disciplinas como el kick boxing, la defensa personal,  el muay thai, karate, ju-jitsu, kempo, krav maga, shoot, Jeet kune do… y un largo etc. Dichas artes marciales, preparan al alumno para poder desenvolverse en una situación real. Estas disciplinas están muy bien para gente que su trabajo le exige estar preparado para una revuelta o una agresión. Son fabulosas. Pero tienen un problema, cuando lo practica alguien que no es seguridad de discoteca, policía o guardaespaldas, crea una espiral de violencia en sus movimientos que le hará actuar de una manera violenta y es posible que atraiga a su vida la violencia. Hay muchos casos de gente que en sus primeros años de práctica en dichas artes de defensa, se mueren de ganas por poner en práctica lo que han aprendido. Esto es atracción de la violencia. Pero no está ni bien ni mal. Es simplemente una ley. A lo mejor si atraigo la violencia es porque mi ser interno quiere aprender algo de todo eso. Con lo cual no es ningún pecado lo que esto diciendo, pero si que puede ser un inconveniente en algunas personas.

Por descontado, dejo totalmente de lado las artes marciales que se han convertido en deportes como el Judo, el Kendo, el taekwondo, el boxeo y etc. Estas además de ser irreales a pie de calle, también atraen la violencia. Pero puede ser bueno si al final nos damos cuenta de que solo es un deporte más con sus reglas y sus cosas y que puede servirnos para ganarnos la vida. Entonces dicho deporte, es tan respetable como cualquier otro.

Una vez sabemos todo esto, llegamos al tema de la virtud. Lo ideal en un arte marcial sería

1 que tuviese una parte “blanda” pero no  “sectaria” donde cada uno pudiese cada vez ser más “ellos mismos”.

2 Que gozase de técnicas efectivas y amplias de todos los estilos conocidos, con el fin de que cada alumno encontrase la técnica que mejor le pudiese servir. Siempre siendo un ambiente de trabajo realista. Que sirviese para defenderse y que ala vez, se pudiese trabajar las impurezas y los “malos vicios” del cuerpo y de la mente.

3 Que no siguiera a ninguna “Fuente Inspiradora” o Maestro fundador ciegamente. Y que el profesor fuese capaz de “Potenciar” el carisma, las buenas formas y el autoconocimiento,  en cada alumno.

Con estos puntos y muchos más que no se como describirlos, yo diría que lo ideal sería un arte marcial donde te ayudase a imponerte y superarte a ti mismo y que no atrajera la violencia. Si por ejemplo en la calle alguien nos asusta porque nos va a atracar y nos saca una navaja. Que supiésemos imponernos a dicha energía agresora. Que pudiésemos pensar fríamente y siempre con bondad, con el fin de defender nuestra vida o la vida de las personas que nos rodean, pero siempre evitando que los primeros años atraigamos la violencia, puesto que podríamos entrar en el circulo vicioso del “Abusador”. Esta sería la virtud. Ser una persona que se supera a si mismo cada día, que “ES él mismo” y cada vez más único y original, y a la vez tener un modo con el que defender la vida de nuestros semejantes además de la nuestra propia. Esa sería la virtud. Pero claro, cada uno debe buscarla por sí solo. Bruce lee la encontró. Atrajo mucha violencia a su vida, pero era el mismo y era honesto consigo mismo. Empezó haciendo Wing chun y después abrió su conciencia a todo tipo de artes marciales. El único problema era que preparaba su cuerpo para estar preparado siempre para una agresión. Con lo cual la atraía. Pero si ese era su deseo… Me parece una idea estupenda, no dejarse pisotear por nadie.

Bien pues ya he terminado. Buscaos a vosotros mismo y no dejes que pongan trabas ala forma de expresarse de vuestra alma. Un abrazo.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Relatos Cortos

-Almas gemelas.


-Os ruego me disculpen.

Crónicas de la muerte dulce: “Os ruego me disculpen”


“Os ruego me disculpen”



Siempre he sido un hombre tranquilo y de aspiraciones espirituales. Desde pequeño, he mirado el mundo de manera distinta a como lo hacían los niños de mi edad. Cuando ellos pensaban en jugar a los “Power rangers” yo disfrutaba de la tranquilidad que emanaba del viento y de los árboles. Algo dentro de mí, se sentía unido a ellos. Podía sentir emociones intensas con solo oler el aroma de las plantas. Mi vida, aunque con alguna tapadera para no mostrar el “loco” que realmente soy a ojos de los demás, siempre ha sido una búsqueda de la verdad oculta e infinita, que se esconde en cada partícula que mora en el universo. Luego todo fue distinto. Al hacerme mayor, quise conocer la ciencia del hombre. Pero solo encontré a hombres-niño, que jugaban a ser maestros, guiados por palabras y verdades que no eran las suyas. Mas no me importaba en absoluto que aquellos pobres, perdidos en su propia ignorancia, pudiesen estar equivocados o no. Tenía claro un objetivo: convertirme algún día, en alguien que ha conocido el sentido último de todo cuanto le rodea. Alguien, a quien la gente venidera, siguiese ciegamente, convirtiendo así una verdad duramente buscada y merecida, en una secta de palabras carentes de significado.
¿Acaso Siddharta o Jesus se convirtieron en Buddha y Jesucristo, abrazando un dogma ciegamente? Eso es todo lo que tengo que decir a quien me esté escuchando allá arriba en el firmamento estrellado de esta noche tan preciosa. Os contaré mi historia final, pues aunque no podáis escucharme, sé que alguien ahí arriba, quizá en alguna estación espacial, sigue viviendo ajeno a todo este caos. Quizá ellos puedan algún día repoblar la tierra, si es que podéis aterrizar. Quizá haya esperanzas. Ni lo sé, ni me importa. En fin, no me importa si hablo solo en estos últimos minutos que me quedan. Las manos me pican muchísimo. Es algo molesto, pero pronto dejaran de molestarme. En cualquier caso, allá va mi historia:
No sé como ni porque, acabé aquella noche compartiendo el fuego y la cerveza con no más de media docena de saqueadores. No preguntaron, supongo porque ya habían apurado más de veinte cervezas entre ellos. Me ofrecieron sentarme junto al fuego, al refugio del frío de la montaña y una lata de cerveza. No soy aficionado a la bebida, pero fue bien recibida por mi estómago. Uno de ellos, tras la breve presentación, continúo con la conversación que llevaban manteniendo durante toda la noche junto al fuego.
-Camaradas, brindo por esa mierda de virus que tanto nos ha dado. –Dijo alzando su lata de cerveza. –Como iba diciendo, en estas ultimas semanas, ese virus cabrón me ha dado más de lo que he podido disfrutar en toda mi vida. Hace pocos días sin ir más lejos, haciendo una visita rutinaria por los apartamentos de la ciudad, me encontré a una pava que había estirado la pata con todo el chute todavía en el brazo. –Los demás rieron su gracia. Yo me dedique a escuchar, pues no sabía muy bien de que hablaban.
-Hay que ver Paquito… el vicio es muy malo. –Añadió. –Para que veas, el otro día entre en un piso para ver si había comida y de repente –Hizo aspavientos con las manos para dar énfasis a su relato. –Me encuentro a una pava to´ macizorra desnuda y debajo de quien debería ser su novio. Los dos estaban en pelotas. Se ve que querían morir corriéndose ¡los muy calforros! –Dijo entre risotadas mientras el resto se unía en un estruendoso festín de carcajadas sobre el mal ajeno.
Comenzaba a comprender de qué estaban hablando aquellos maleantes. No solo saqueaban todo lo que encontraban a su paso, sino que encima violaban la intimidad de aquellos que habían decidido morir dignamente. ¡Se burlaban de los muertos! Algo dentro de mí comenzó a sentir asco. Pero decidí darles un boto de confianza para ver si la conversación mejoraba. Al fin y al cabo esos pobres hombres morirían igual que todos nosotros y si así se divertían en sus últimos días… No soy quien para decirles lo contrario.
-A mi me gustaría morir así. Nos ha jodio, ese par eran bien listos. ¡Morir jodiendo, eso sí que es vida! –Comentó el que estaba sentado a mi derecha.  –Dicen que la primera victima de este virus, murió vestido de tía. ¡Como el Carradine hace unos años! En fin… a gustos colores. –Y dicho esto apuró la cerveza con un largo trago.
Un silencio incomodo se adueño de la escena. Por un momento sentí miedo de que me preguntasen algo referente a la conversación que se estaba desarrollando.
-Ha pasado un Ángel. –Rompió el silencio uno de ellos, que parecía seriamente perjudicado por el alcohol.
-Ey Pepe, todavía no te he preguntado que pasó el otro día. ¿Cómo es que te fuiste con el Jeep todo terreno y volviste con una mierda de Opel corsa?
-Pues veras… La ciudad parecía un puto cementerio, nano. No se escuchaba nada, solo algún gato peleándose y au. No pensaba que hubiese nadie vivo ya. Así que deje el coche con la puerta abierta y las llaves puestas y entré en el supermercado. –Hizo una pausa mientras esbozaba una sonrisa socarrona. –Y entonces oigo un ruido y pienso ¡coño, los picoletos!
-Serás gilipollas, como van a ser los picoletos ¡si no queda ni uno, flipao! –Le interrumpió Paquito.
-¡Yo que sé, nano! esos cabrones son capaces de todo para incluso no dejarte morir a gusto. Bueno total… que salgo para ver que pasa y veo como el Jeep se aleja, el muy cabrón. –De repente su semblante se tornó serio y apesadumbrado. –Soy un pringao, me han robado en el puto fin del mundo. Quedamos cuatro gatos y para una vez que me dejo el coche abierto, van y me roban.
Todos los allí presentes estallaron en carcajadas y el que se encontraba a la derecha de Pepe, le propino una palmada en la espalda a modo de compensación. Bueno, la conversación parecía estar relajándose. Esos tipos eran muy desagradables pero parecían tener corazón al fin y al cabo.
-Vamos Pepe anímate, mañana iremos a la ciudad y te buscaremos alguna “jamona” para que se te quiten las penas. –Le dijo aquel que le había palmeado la espalda.
Algo en mi mente crujió de puro horror. ¿Era posible que hablasen de ultrajar los últimos restos de otro ser humano? Ya no me apetecía quedarme allí. Esos desalmados tenían pinta de peligrosos.
-Tú, el nuevo, cuéntanos algo interesante sobre el fin del mundo. No has abierto la boca desde que has llegado. –La pregunta me sobresalto sacándome de mis pensamientos. Un sudor frío me recorrió la nuca.
-Pues… -Hice acopio de valor. –Días atrás, entre en una iglesia y allí encontré a una mujer en silla de ruedas, parecía tener alguna discapacidad severa, puesto que babeaba y no dejaba de mirar uno de los bancos donde un hombre estaba tumbado. Aquella imagen me afectó mucho. Lo último que deseaban esas personas, era que Dios les perdonase por sus pecados. Pero Dios no solo no apareció, sino que permitió que aquella pobre mujer discapacitada, muriese sola rodeada de cadáveres. –No pareció impresionarles mucho mi síntesis, pero al menos volvió a reinar el silencio.
-¡Vaya, tenemos a un filosofo hoy aquí! Dime una cosa. –Y se inclinó hacia delante para poder escucharme mejor. -¿Te tiraste a la vegetal esa, compañero? –Todos rieron sonoramente. Malditos borrachos. Yo negué con la cabeza inmediatamente, abrumado ante tal pregunta. ¡Venga hombre, no tengas vergüenza! Aquí todos hemos desterrado la moralidad de nuestras vidas. -Hizo una pausa y señaló a un hombre que había permanecido callado durante toda la noche al igual que yo. -Ese de ahí, que está más blanco que Nosferatu, nos confeso una vez que había matado a su madre por no sé qué leches de un cumpleaños. Hasta la fecha no ha vuelto a abrir la boca. - De nuevo hizo una pausa y todos le miramos. Yo especialmente horrorizado. -Así que ya ves, ninguno de los que estamos aquí tenemos derecho a juzgarte... ¿Te la tiraste o no, compañero? –Volvió a decir, haciendo que mi mente se retorciese de espanto y agonía. Volví a negar con la cabeza, tratando de reprimir un fuego interior que me impulsaba a destrozar a aquel tío a puñetazos. Al ver que negaba con al cabeza, uno de ellos intervino en la conversación.
-¡No jodas nano! Tu no estas bien de la cabeza. ¿Sabes cuantas mujeres quedan vivas sobre la faz de la tierra? No sabes la suerte que tuviste al encontrar a un agujero bien calentito. Si yo hubiese sido tú, me la hubiese beneficiado hasta morir de agotamiento. No sabes lo que es tirarte a un fiambre frío y reseco. -No podía soportarlo más. Una arcada me recorrió todo el cuerpo, seguido de un escalofrío lleno de fría ira. Aquello había llegado demasiado lejos. Panda de orangutanes en celo. Por culpa de gente como ellos, el mundo se había ido a la mierda y a mi me tocaba resignarme y escuchar a esos cabrones, mientras la maldita mano me picaba lo que no está escrito.
-Yo creo que Dios si que existe. –Dijo uno de ellos, cambiando de tema. La cosa prometía. –Hace unos días, entré en un chalet y me encontré a una pava tremenda, con un pelazo moreno. Totalmente maquillada y con un vestidito negro que dejaba poco a la imaginación. –Dio un trago para hacer una pausa. –Sin duda fue un regalo que me hizo Dios porque ¡la tía hace poco que había muerto y todavía estaba caliente la muy zorra! Le di las gracias a “el altísimo” mientras me bajaba los pantalones y me montaba encima de mi nuevo regalo.
Mis ojos se abrieron como platos. Todos se quedaron mirándome, pero no me importaba. No podía soportarlo. No quería creer lo que me decían esos tipos.
      -¿Muchacho, que te pasa? –preguntó uno de ellos.

      -Os ruego me disculpen caballeros. –Conseguí balbucear. -¿Alguien siente picores en la mano o las piernas?. Todos negaron con la cabeza, extrañados ante tal incoherencia de pregunta. -Necesito… necesito tomar el aire. –Les dije. Incorporándome pesadamente.

       Me adentre en el oscuro bosque y arroje hasta la primera papilla sobre el tronco de un gran árbol. Esos malditos cerdos ni siquiera tenían síntomas de la muerte dulce. ¿Cómo era posible aquello? Unas vidas llenas de depravación y salvajismo sin consecuencias. Y a mi me tocaba pagar por sus pecados, cuando lo más grave que había hecho era robarle cigarrillos a mi padre. La locura se desató dentro de mí. De pronto creí sentir la verdad oculta en todas las cosas. Cada uno es su propio Dios y aquellos hombres habían vivido sus vidas a su manera. Sin dogmas y sin ataduras. No eran unos valores muy correctos pero ¿Y si todo eso fuesen engaños y lo único que importase fuese ser fiel a uno mismo, sin engaños ni mascaras de civismo? La verdad absoluta se mostraba perturbadora en mi mente. Pero por fin lo comprendí. Sin duda, esta noche yo me convertiría en un Dios purificador de cerdos carroñeros. Sería fiel a mi mismo por una vez en mi vida y haría aquello que me pide el cuerpo.
Agarre una rama del suelo y volví junto a la fogata.
Todos se quedaron mirándome extrañados, esperando que yo hablase.
            -Vosotros no merecéis una muerte dulce.
No hubo más palabras. Era todo lo que necesitaban oír. Una furia indecible se apoderó de mi cuerpo y acabé con todos ellos. Quería que sufrieran. Quizá la muerte dulce era una salvación. Quizá todos merecíamos una muerte dulce y poder elegir como morir. Tal vez algo superior nos estuviese salvando de gente como estos cerdos. Todo pasó muy deprisa. Yo solo podía escuchar el sonido de huesos que se rompen. Cuando por fin recobré la conciencia, vi que estaban esparcidos en el suelo lamentándose y llevándose las manos a algún miembro roto. Poco a poco, fui rompiéndoles las extremidades para que no pudiesen moverse  y a los que todavía conservaban la conciencia, los tumbaba de forma y manera que la cara quedase dentro de la hoguera.
Me adentré de nuevo en el bosque escuchando a lo lejos sus gemidos y gritos de agonía…
Y aquí estoy, contándole mi historia a los árboles y las estrellas que tanto me inspiraron en vida. Si existe un ente superior que nos está castigando, sin duda no quería irme de este mundo siendo castigado sin motivo alguno. Al menos le ayudé en la medida de lo posible a limpiar el planeta. No hubiese muerto a gusto pensando que se me castigaba por nada.
Un pinchazo en el pecho, me indica que ya es la hora. Que mí tiempo aquí ha concluido y debo abandonar mi cuerpo. Realmente es una muerte dulce. Un pinchazo y se acabó. Sin embargo mi alma se halla inmersa en la felicidad eterna de saberse conocedora de su misma existencia.



Colaboración en el proyecto "Crónicas de la Muerte Dulce" de Jose Vt.

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